Que este Halloween, el horror no aceche tu garaje
Halloween se acerca. En esa noche de terror, la gente grita, vampiros acechan las calles…Todo es oscuridad. Por ello, hoy te contaré una historia que no querrías que te pase.
Son las 8.00 am. Está amaneciendo y aunque he tenido bastantes sustos, ha sido una noche genial.
Llega el momento de irme a casa. Estoy muy cansado y lo único que me apetece es dormir. Ay dormir… -dice la voz de mi conciencia sabiendo que todo acaba de empezar-
Llego a la puerta del garaje y de repente algo llama mi atención. A través del espejo retrovisor puedo ver un triciclo montado por el malo de la película Saw y a un hombre al volante con la máscara de Scream justo detrás de mi coche.
¡Qué miedo!
Completamente inmóviles, me quedo mirándoles fijamente durante unos minutos y nada, que no reaccionan. ¿Bajarme del coche? Ni loco.
En ese momento caigo en que lo más fácil es abrir la puerta del garaje para entrar y dejar atrás a ese par de seres de origen desconocido. Saco el mando de la guantera, alzo el brazo enfocando hacia la puerta mientras miro de reojo que no se hayan acercado y un toque, dos toques, tres toques. ¡El mando no funciona! No funciona o se ha quedado sin pilas. Total, para el caso es lo mismo.
Mi corazón se acelera al mismo ritmo que mis golpes descontrolados en el mando y ya no sé cómo clavar más la uña para que el maldito botón se encienda. Mientras mis pensamientos aturullados no me dejan pensar con claridad, de repente, así como por arte de magia, la puerta se abre. El coche de detrás me da las largas -entiendo que indicándome que avance- y yo hecho un manojo de nervios, piso el acelerador. Cuando entro en el garaje, él va detrás despacito y el triciclo más o menos a su altura.
¿Pero que está pasando? ¿Cuándo voy a morir? ¿Ahora? ¿Después? -pienso al borde del abismo-
El hombre de la máscara, aparca en una plaza, detiene el vehículo y de repente todo da un giro inesperado. ¡¿Pues no resulta que me dan los buenos días?¡ Así, normal, ¡como si nada! Inmediatamente después me quedo mirando a la persona del triciclo. Pero, pero… ¡si es un niño! Sin saber dónde meterme, con una mezcla entre restos de miedo y vergüenza, el hombre mayor se me queda mirando en el ascensor y solamente me dice.
-El niño… que quería ir a desayunar disfrazado… (y mientras esboza una sonrisa añade). ¿No usas Parkingdoor verdad?-
Más bloqueado de lo que estaba, le niego con la cabeza y me comenta que es un pequeño dispositivo que se puso en el garaje hace unos días con el que todos los vecinos podemos entrar en el parking usando solo nuestro móvil. ¡Así como os lo cuento!
¿O sea que en la noche de Halloween cuando me encuentro al borde de un ataque de nervios, me vienen un padre con su hijo y me dice que abren el garaje usando su móvil? Aunque claro, sino hubieran ido así disfrazados todo habría sido distinto. Increíble. Aunque ¿veis?, ¿veis como no mentía? Sí había algo peor que tardar en coger la cama. ¡No haberme enterado de esto!
Moraleja: Participa en el sorteo del próximo lunes y no te quedes sin tu Parkingdoor.
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